Ana termina de trabajar y la casa está hecha polvo. Sus niños tienen hambre, Su pareja sigue teletrabajando, tiene una presentación con su jefe mañana y además sabe que debería ayudar a uno de sus peques en matemáticas…y así empieza “la erupción del volcán”. Ana empieza a gritar, todo le irrita, no se puede hablar con ella. Quiere desaparecer. Termina agotada y con intenso sentimiento de culpa de que es muy mala madre y pareja.
¿Existen métodos para gestionar la rabia en momentos así? ¿Qué hacer cuando sientes que la rabia te domina?
El mundo sin rabia
¿Has pensado alguna vez cómo sería el mundo sin sentir rabia? ¿Si nadie estuviese molesto por nada, como ocurrirían los cambios?¿Cómo seríamos capaces de poner límites? ¿Qué pasaría cuando tendríamos que luchar para protegernos y activar nuestras defensas?
La rabia, tal y como cualquier otra emoción, tiene su función en el mundo de los animales y humanos. Sin sentir rabia en estos momentos de agobio, probablemente hubieras gastado tu energía en una forma masoquista, sin saber tus límites. Una rabia sana nos motiva a obtener lo que queremos, luchar por nuestros deseos y cumplir nuestras expectativas realistas. Otra cosa es que muchas veces no nos enfocamos en lo que nos quiere decir nuestra rabia y nos dejamos llevar por ella y esto nos puede hacer daño a nosotros mismos y a los demás.
El problema no es sentir rabia, el problema es no escuchar su mensaje sobre qué necesidad insatisfecha nos quiere avisar, no ver nuestros límites.
¿Cómo diferenciar la rabia sana de la insana?
Por supuesto merece la pena reflexionar si la rabia que siento tiene algo que ver con la situación vivida y si es adecuada a la realidad presente. A veces sentimos rabia porque tenemos creencias poco realistas del tipo “debo ser la madre perfecta”, “si mis necesidades no se satisfacen, entonces es que hay algo incorrecto en mí”, “necesito agradar siempre a todos”,” tengo que ser capaz de agradar siempre a todos, etc.” Este tipo de expectativas probablemente son creencias que vienen de nuestro estado de “yo infantil” – pueden tener algo que ver con lo que nos enseñaron en la infancia, o con algo que sentimos que no recibimos en aquella época y se activa ahora como nuestra parte frustrada.
Cuando sientas rabia, mira si la expectativa que está detrás es real o si es más bien irreal. Aquí te presento algunas creencias que pueden llevarte a sentir la rabia insana (Fuente: M. y J. McKAY y P.D. Rogers. (1993). Venza su ira. Barcelona: Robin Books.)
1. La falacia de tener derecho: Porque yo quiero muchísimo algo, debo tenerlo. (el grado de mi necesidad justifica la exigencia de que algún otro lo satisfaga)
2. La falacia de la justicia: Mis necesidades son más legítimas que las tuyas
3. La falacia del cambio: Yo puedo hacer que la gente sea diferente, si aplico la presión suficiente
4. Presunciones condicionales: Si alguien me ama o cuida, debe satisfacer mis necesidades y no decepcionarme nunca
5. La falacia de liberar la ira: Yo no soy responsable de mi dolor, sino que lo es otro que ha actuado mal porque me quiere hacer sentir mal, y por lo tanto tengo derecho a descargar mi ira.
La rabia insana puede llevarte a la represión. La rabia que es un eco del pasado o la ira que te domina por impotencia, muchas veces puede provocar los comportamientos de represión, como agresión física y verbal, cinismo, pasividad, ansiedad, alejamiento, comportamientos autodestructivos, abuso de drogas y muchos más. Nos frustramos, porque las expectativas que están detrás de la rabia son imposibles de cumplir en el momento presente.
En cambio, el reconocimiento de la rabia sana nos puede llevar a la expresión de la rabia consciente y asertiva, reflexión, perdón, aceptación o supresión.
¿Qué hacer con la rabia sana?
1. Intenta reconocer la rabia. Puedes nombrarlo en voz alta o parar un momento para observar las sensaciones físicas que provoca esta emoción en ti.
2. Respira. Date un momento para tomar esta rabia en una manera consciente. Puede ser una pausa que tomas, pero permítete conectar con tu rabia.
3. Pregúntate cuales son las expectativas y necesidades que están detrás de esta rabia.
A lo mejor estas muy agotada y necesitas 10 minutos para ti. O a lo mejor necesitas ayuda de tu pareja o llamar a una amiga para soltar la tensión que sientes. O a lo mejor simplemente necesitas que alguien te abrace. Mira que quiere decirte tu rabia de verdad ¿Cuál es tu necesidad no satisfecha en este momento?
4. Toma las riendas. Cuando reconoces las necesidades es más fácil encontrar una estrategia para cumplirlas. ¿Hay algo que puedes hacer en este momento para cumplir la necesidad que no está satisfecha? Si es así, ¿que puedes hacer para ayudarte? ¿Qué te aconsejaría en estos momentos un buen padre o una buena madre?
No, no siempre es posible cumplir todas las necesidades. A veces nos toca intentar a aceptar que no podemos cumplir siempre nuestras expectativas. Pero siempre hay un pequeño campo donde tenemos el control, un “espacio” interno en ti, donde te puedes hablar contigo misma y escucharte. Esta rabia que sientes no quiere decir que eres una mala madre o que hay algo malo contigo. Te protege, quiere informarte sobre lo que te falta o lo que necesitas. Escúchala. No la trates como tu enemigo, es tu amiga.
5. Enfócate en las cosas que están bajo tu control. Muchas veces alimentamos la rabia con pensamientos destructivos tipo: Mis niños van a tener problemas en el colegio por mi falta de atención, nunca educaré a mis niños como me gustaría, no tienen respeto hacia a mi, soy mala madre, etc. Estos pensamientos catastróficos, muchas veces involucrados en la culpa, intensifican la emoción de la rabia, no te ayudan en nada. Está bien darse cuenta cuando vienen y en vez de seguir pensando “deberías” o “tienes que” , pensar “¿qué elijo en este momento? “, “¿que realmente puedo y quiero hacer? “. No, no es posible ser una madre perfecta. Además, aparte de ser madre, eres mujer, persona, pareja, trabajadora. Y como cualquier persona tienes tus necesidades. Date derecho a ser tú y aprender sobre ti de tu rabia. Y si llegas a construir una relación con ella, a lo mejor tus niños también aprenden cómo expresarla en una forma asertiva, como escucharla en vez de rechazarla. No, no tienes que volverte loca por tu rabia. Puedes volverte sabía.